Un punto de apoyo para intentar ponerse de pie
#31 | Liga Profesional 2024, fecha 12: Con Velázquez como emblema, rascamos un empate de visitante contra el River de Gallardo y los tres campeones del mundo.
¿No era más fácil jugar así, con esa determinación, contra Central Córdoba de Santiago del Estero? ¿Por qué hubo que llegar a una situación límite para que Newell’s presionara con intensidad en la salida y mantuviera el orden defensivo? Contra un equipo como River alcanzó para rasguñar un 0 a 0, pero a los santiagueños, sólo con eso, les habríamos ganado y hoy estaríamos en cuartos de final de la Copa Argentina.
Ojo, no es que hayamos sido el Newell’s de Bielsa, ni siquera el de Castelli: apenas si fuimos el de Osella. Un equipo voluntarioso, aplicado, aguerrido, casi que hinchapelotas en la marca (sobre todo, en el primer tiempo; en el segundo nos superaron bastante). Y, desde ya, resignado a no pisar el área rival en ningún momento del partido. En los términos discursivos actuales, alcanzamos el déficit cero, como bien apuntara mi amigo el Gaucho en nuestro habitual intercambio de mensajes del día después. Lo más cerca que estuvo Newell’s del arco de River fue en ese tiro libre del primer tiempo que, a falta de Banega, lo pateó Matko Miljevic y pasó muy cerca del palo de Armani. Nada más.
En ese sentido, el saldo positivo del empate en un contexto tan adverso contra un equipo tan superior al nuestro, no debería hacernos confundir: si Maximiliano Meza no le hubiera pegado a la pelota con el tobillo cuando sobre el final quiso asistir a Borja que entraba solo de cara al gol, ahora estaríamos diciendo que fuimos al Monumental a dar vergüenza. Pudimos mantener el cero en el arco propio porque tuvimos algo de suerte; en cambio, el cero en el arco rival lo conseguimos gracias a nuestra férrea convicción de no atacar. Con seis goles a favor en doce fechas, somos uno de los equipos menos goleadores del torneo: estamos en el vigésimo séptimo puesto, superando únicamente a Barracas Central (que tiene cinco).
Se pudrió entre los pelados
Después de la eliminación de la semana pasada por Copa Argentina, saltó el primer fusible, que no fue el director técnico Sebastián Méndez sino el director deportivo Ariel Michaloutsos, ambos pelados, quizás incompatibles entre sí por esa razón capilar (“en este pueblo sólo hay lugar para uno de los dos, forastero”). Según algunas informaciones periodísticas, generó mucho malestar en Méndez lo que dijo Michaloutsos en una entrevista con una radio rosarina el lunes 19 de agosto, tras la derrota contra Racing. Quienes miramos de afuera no podemos saber hasta qué punto fue así la situación, aunque el tono de la conferencia de prensa post partido de Méndez dejó señales inequívocas. Hubo dos momentos en los que tiró palos por elevación con un único destinatario. Primero dijo: “Ya se habrán dado cuenta de que lo que digo puertas para adentro, queda puertas para adentro”. Y sobre el final se ocupó de remarcar esa conducta: “Lo más difícil es quedarse y aguantar. Y calladito, como debe ser”.
Insisto en que quiero que a Méndez le vaya bien, no sólo por Newell’s, también por Méndez. Me cae simpático. Pero creo que Michaloutsos debía quedarse: no se puede juzgar su trabajo en tan poco tiempo (trabajo que, por cierto, creo que venía siendo bueno a pesar de la fatalidad de los resultados). La evaluación a un director deportivo requiere de una mirada más larga, no corresponde analizarlo bajo emoción violenta. Salvando las distancias, es como si a Griffa (que se hizo cargo de las inferiores del club a fines de 1972) lo hubiésemos echado en 1973, molestos porque ese año volvió a salir campeón Central.
Dicho esto, es verdad que Michaloutsos habló de más en esa entrevista. Sin conocerlo, da la sensación de ser alguien enamorado de su propio discurso, al que le gusta escuchar cómo suena su voz. Entonces boqueó. No supo ver que a su entrevistador le importaba un pito su racionalidad, su vocación didáctica ni su capacidad argumentativa, sólo quería mostrarse como un banana de tono renegado y acicatearlo con intervenciones ofensivas sobre la calidad técnica de los jugadores. Entró en el juego pasivo/agresivo del periodista (muy inteligente para sacarle declaraciones sin casete) y en varios pasajes terminó sonando soberbio y negador, incluso medio botón, como cuando contestó que la decisión de no reforzar el puesto de arquero había sido de Méndez. Esas cosas no se dicen. En última instancia, que lo reconozca Méndez si se lo preguntan.
(No pego el video de la entrevista porque el medio que la hizo le puso un título traicionero y de absoluta mala fe. De todas formas, periodísticamente es interesante y pueden verla en este link, si es que les interesa)
Volviendo al partido contra River, hubo hinchas se quejaron por una jugada polémica en el primer tiempo: un centro al área de Miljevic que dio en el brazo de Meza. Muchos reclamaron penal y criticaron al árbitro Leandro Rey Hilfer, sin darse cuenta de que nos hizo un favor con su omisión: lo hubiéramos errado. ¿O acaso no vieron cómo pateamos los últimos penales que nos cobraron? Igual, no es penal, por más que alguna vez en jugadas similares nos puedan haber cobrado en contra.