La llave de la felicidad
#8 | Newell's campeón de la temporada 1987-1988. Nuestra segunda estrella, mi primera vez. El mejor equipo que vi en mi vida merecía consagrarse goleando 6 a 1.
Cuando el domingo pasado estaba viendo la definición cantada de la Premier League, que terminó en un nuevo título para el Manchester City, en un momento se vio una imagen que funcionó como la madalena de Proust, retrocedí a mayo de 1988 y pasé de la mecedora de madera marrón clarito en el living de mi casa de Funes a mi asiento de chapa pintado de negro en el sector C, fila 24, de la platea de la visera. No, ningún jugador del City me recordó las proezas del Roque Alfaro (sería imposible, no hay quien pueda igualarlo) ni los desbordes del Negro Almirón ni las sutilezas del Tata Martino ni los piques del Galgo Dezotti ni ias gambetas del Yaya Rossi ni el despliegue del Chocho Llop ni las proyecciones de Mamita Basualdo ni la potencia de Boquita Sensini ni la seguridad del tridente defensivo Scoponi - Theiler - Pautasso. Lo que me trajo hasta acá fue la invasión del público del City al campo de juego del Estadio Ciudad de Mánchester cuando terminó el partido, una imagen que dejó de ser habitual en el civilizado fútbol europeo, incluso en Argentina ya suele darse poco. Ahora las celebraciones son más ordenadas, tienen ciertos protocolos, hay tarimas, entregas de premios y papel picado con los colores del campeón lanzados por máquinas construidas a tal fin. Los hinchas ya no tironean camisetas y shorcitos de jugadores con otros hinchas ni los dejan celebrando en calzoncillos con los pelos del pecho al descubierto (también es cierto que los jugadores de hoy son lampiños porque se hacen depilación definitiva en pos de una eficiencia física que bien supo describir Roberto Fontanarrosa en su semblanza deportiva El récord de Louven Vogelio). Ahora a los campeones no solo no les quitan la ropa sino que además los visten con indumentaria alusiva previamente confeccionada (me pregunto dónde habrá ido a parar la que decía “Arsenal Campeón”).
Pero volvamos a la madalena de Proust.
Si bien no voy a tomarme las próximas 300 páginas para describir cómo la invasión del público del City me hizo evocar nuestra celebración de aquel 21 de mayo de 1988, cuando le ganamos 6 a 1 a Independiente en el Parque y fuimos el campeón de todos, sí pienso repasar dónde estaba y qué hacía durante cada uno de los treinta y ocho partidos qué jugamos esa temporada. Lo recuerdo con exactitud y puedo recrearlo fecha por fecha ya mismo, sin más ayuda que mi memoria.
Fecha 1: Empatamos 1 a 1 contra Deportivo Español y Catalano le atajó un penal a Dezotti. Yo le decía a mi hermano que lo iba a errar porque se paró muy de frente a la pelota.
Fecha 2: Un día de semana a la noche le metimos 5 a Vélez en su cancha y lo escuchamos en la Nóblex Carina que tenía mi papá en la mesa del comedor. Creíamos que el relator exageraba cuando dijo que Alfaro metió un gol desde mitad de cancha.
Fecha 3: Estaba volviendo de un viaje de rugby a Tucumán donde nos alojaron los del club Los Tarcos y me enteré cuando llegué a Rosario que Condorito Ramos se había convertido en el máximo goleador de la historia del club. Quise quedarme despierto para ver el Show de los goles presentado por Hierromat pero caí rendido enseguida sin bañarme porque en el colectivo de vuelta no había dormido nada.
Fecha 4: Estuve en Arroyito y todavía lo sigo puteando a Scalise.
Fecha 5: Le ganamos a Estudiantes 1 a 0 en el Parque y fue la primera vez que escuché cómo los de la popular nos cantaban a los de la platea “Esos viejos pajeros no quieren gritar, esos viejos pajeros no quieren gritar, y se quejan (de) que el equipo anda mal”. Yo no me dí por aludido porque tenía doce años.
Fecha 6: Sabella jugaba en Ferro y metió el gol con el que nos ganaron el partido. Mi hermano más grande apagó la radio cuando lo expulsaron al Negro Almirón.
Fecha 7: Un viernes a la noche le ganamos 2 a 0 a Unión y metió los dos goles el Galgo Dezotti. Después de la cancha fuimos a comer pastas a Bruno, que todavía está en la esquina de Montevideo y Ovidio Lagos, a tres cuadras del club.
Fecha 8: Mi papá no viajó ese domingo a Avellaneda y entonces fuimos a pasar el día a un camping en Timbúes. Racing venía puntero, nos ganaban 1 a 0 y nosotros jugábamos con diez. Faltando cinco minutos el Tata Martino empató de tiro libre pero el relator no lo gritó porque creyó que se había ido al lado del palo. Lo confundió Fillol porque la fue a buscar afuera y demoró unos segundos en darse cuenta que estaba adentro del arco. No hay filmaciones de ese gol.
Fecha 9: Le ganamos a Talleres 2 a 1 y después festejamos el cumpleaños número 39 de mi papá comiendo en uno de los carritos del Parque Independencia.
Fecha 10: Fuimos a comer a la casa de mi tía Graciela y escuchamos los cinco goles a Boca en la Bombonera en el minicomponente JVC que tenía mi primo Fernando.
Fecha 11: Veníamos de meterle cinco a Boca y el 1° de noviembre jugábamos de local contra Banfield, que venía último (todavía no lo dirigía Cappa). Me preparé para gritar seis pero terminamos 0 a 0. Ese día entré al vestuario después del partido por primera vez en mi vida y les hice firmar autógrafos a los jugadores.
Fecha 12: Un viernes a la noche, goleamos 4 a 0 a Platense. Otra vez Roque Alfaro metió un gol de mitad de cancha. Me acuerdo de Fortunato, el arquero de ellos, que intentó retroceder y terminó enredado en el arco después de hacer una vuelta carnero hacia atrás. De nuevo fuimos a comer a Bruno después del partido.
Fecha 13: Puta madre, perdimos contra San Lorenzo de visitantes 1 a 0 con gol de Ortega Sánchez. Fue un miércoles a la noche y no me pude dormir de la bronca. Al día siguiente en la escuela estuve hecho un boludo porque tenía sueño.
Fecha 14: ¡Qué panza que tenía Ramos, el arquero de Racing de Córdoba! Ganamos 2 a 0 con goles de Almirón y el Yaya Rossi de penal.
Fecha 15: Empatamos 2 a 2 contra Gimasia. Uno de los goles de ellos lo hizo Kuzemka.
Fecha 16: Le ganamos 2 a 0 a Argentinos Juniors y Roque Alfaro hizo un gol gambeteando al arquero, metiéndose con la pelota dentro del arco. Lo celebró colgándose de la red.
Fecha 17: Un 0 a 0 contra Independiente de visitante. Viernes o sábado a la noche. Estábamos comiendo en la casa de Beatriz Fernández y no pudimos escuchar el partido.
Fecha 18: Penúltima fecha de la primera rueda, un 3 a 0 contra Instituto en el que Pautasso metió los dos primeros goles y Alfaro hizo el tercero con una emboquillada perfecta dentro del área. Se jugó un lunes a la noche porque al día siguiente era feriado: 8 de diciembre, día de armar el arbolito.
Fecha 19: Partido raro contra River en el Monumental: lo televisaban pero no en directo, iba un tiempo en diferido. Algunos hinchas optaron por no escuchar la radio para mirarlo por televisión con la adrenalina del espectáculo en vivo. Uno de esos fue el actual intendente de Rosario, Pablo Javkin, y lo cuenta de manera muy graciosa en el libro de José Dalonso, Muchas gracias, campeón. Memorias de los hinchas sobre el inolvidable Newell’s 87/88.
Fechas 20, 21 y 22: Tres partidos que se jugaron entre fines de enero y principios febrero de 1988. Nosotros estábamos en Mar del Plata de vacaciones así que no vimos ni escuchamos ninguno. Como es de suponer, por “LU6 emisora atlántica, de corazón a corazón” no los transmitían, nos enteramos de los resultados más tarde o al día siguiente por el diario. Triunfo contra Deportivo Español de visitante, derrota contra Vélez de local y empate contra Deportivo Armenio de visitante. Volvimos a Rosario y nos esperaba el clásico.
Fecha 23: Viernes 12 de febrero. Fuimos a la platea de atrás de arco en lugar de ir a las nuestras de la visera porque esa noche también estaba mi mamá y queriamos estar todos juntos (en la visera teníamos abono de tres ubicaciones nomás). El gol de Dezotti lo vi perfecto, bien de frente, hermoso.
Fecha 24: Domingo 21 de febrero. Jugamos contra Estudiantes de visitante así que a mi papá le tocó viajar pero no nos llevó a ninguno de los tres porque era el cumpleaños de mi mamá. Le queríamos regalar un triunfo pero empatamos 1 a 1.
Fecha 25: Como en la canción de Abonizio que canta Baglietto, Dios y el diablo en el taller, “la radio que habla sola y que trasmite el empate de Ferro y de Platense cero a cero”, sólo que, en lugar de Platense, el rival de Ferro fuimos nosotros.
Fecha 26: Sábado a la nochecita, el rival era Unión en su cancha en Santa Fe. Yo volvía del club en colectivo (de Gimnasia y Esgrima, no de Newell’s) y el chofer del 6 estaba escuchando el partido por la radio. El trayecto por Alvear entre Pellegrini y Urquiza es bastante corto pero en esas doce cuadras pasó de todo. Penal para Newell’s, lo erró Pautasso, piedrazo al referí Carlos Espósito desde la tribuna nuestra, suspensión del partido. Hasta que mi papá no me aseguró que no nos lo iban a dar por perdido ni quitar puntos, pasé deprimido un par de semanas pensando todo tipo de desgracias. El partido se completó un mes después y lo ganamos 2 a 0 con goles de Martino y Balbo.
Fecha 27: Contra Racing de local, otro partido nocturno un día semana. No fui porque al otro día tenía que ir a la escuela. Ganamos 3 a 1 y no pude dormir de la excitación (ver Fecha 13: distinta motivación pero consecuencia idéntica)
Fecha 28: Partido chivo contra Talleres de visitante. Empatamos en el último minuto con un penal de Balbo. Lo pateó fuerte, seco, abajo. Comizzo se quedó quieto en el medio del arco, soló giró la cabeza para ver cómo entraba. Me enteré cuando ya había terminado porque estaba en un encuentro de rugby infantil en Pueblo Esther. El gol lo vi a la noche en Todo el deporte.
Fecha 29: Otra goleada a Boca, esta vez 4 a 0 en el Parque. No pude entrar a la cancha porque llegamos tarde y ya estaba llena, pero con unos amigos escuchamos el sonido ambiente desde el laguito. Sobre el final del partido se abrieron las puertas para que la gente empezara a salir y nosotros nos metimos para festejar. Comimos Pizza La Popular
Fechas 30, 31 y 32: Tres 0 a 0 al hilo, contra Banfield y Platense de visitante y contra San Lorenzo de local. Para salir campeones, no teníamos que perder ese partido y no lo perdimos. Veníamos punteros con tres de diferencia hacia ellos y, al menos, debíamos mantener esa distancia. Pintaba para ser EL partido del campeonato y terminó siendo un embole descomunal. Lo mejor de todo fue la anécdota de las entradas que ya conté alguna vez.
Fecha 33: “Newell’s es un canto al fútbol” tituló El Gráfico en su tapa después del 4 a 0 a Racing de Córdoba en Nueva Italia. Lo escuché por la radio y le hice caso al relator, que dijo que había que ver a la noche el gol de tiro libre de Martino. Ahora yo les digo lo mismo: sigan este link a YouTube y veanlo. El arquero Ramos tenía más panza que en la primera rueda.
Fecha 34: Todos los hinchas de Newell’s coincidimos en que el gol de Balbo a Gimnasia con la nuca fue el que más se gritó en el año. Ese domingo, además, fue el día del autógrafo de Bustamante.
Fecha 35: Tendría que haber estado en uno de los doscientos colectivos que viajaron el domingo 8 de mayo desde el Parque Independencia hasta Caballito para ir a ver el partido contra Argetinos Juniors, pero el sábado 7 me fisuré dos costillas y no podía moverme. Mis hermanos sí viajaron. El consuelo fue que a mí me tocaría ir a Córdoba la tarde que nos consagraríamos campeones contra Instituto, pero algo pasó en la fecha siguiente, el sábado 21 de mayo de 1988.
Fecha 36: Hace 36 años vi campeón a Newell’s por primera vez en mi vida.
Fecha 37: Finalmente viajé a Córdoba, al Chateau Carreras, para ver el partido contra Instituto. Lo que me cagué de frío esa tarde, encima un 0 a 0 horrible. Lo positivo: entré al vestuario en la previa y quedé inmortalizado por las cámaras de televisión. Aparezco a los 43 minutos 4 segundos en el documental que armó Canal 5 de Rosario (ese donde el narrador es Yorlano).
Fecha 38: La fiesta con River. Cancha llena como nunca, vuelta olímpica ordenada y un souvenir que hoy es reliquia: esta camiseta que el Negro Almirón le regaló a mi papá.