El autógrafo de Bustamante
#4 | Ahora todos quieren una selfie con sus ídolos, en los 80 les hacíamos firmar papelitos, servilletas, entradas.
Con mi hermano Sergio ya teníamos los autógrafos de todos los jugadores de Newell’s de ese año, de los titulares y de los suplentes, hasta el de Cacho Sialle, que siempre estaba en el banco y no entraba nunca. Una de las firmas más elegantes era la del Flaco Theiler, nada que ver con su manera de jugar, en cambio la del Galgo Dezotti era atolondrada como él cuando encaraba por la punta derecha. La última que habíamos conseguido fue la de Scoponi: no nos animábamos a pedirle que nos firmara porque era muy alto y siempre estaba serio, como Pautasso, que tampoco se reía nunca.
Pero para el 30 de abril de 1988 ya los teníamos a todos.
En esa época los jugadores iban a cobrar el premio de los partidos apenas terminaban de jugar y nosotros los esperábamos en la puerta de la administración del club, que estaba al lado del estadio cubierto, ahí les poníamos el papelito para que nos firmaran. Todos los domingos que jugábamos de local iban a cobrar a la administración porque los premios se pagaban por partido ganado y ese año ganábamos siempre.
Yo era más vergonzoso para acercarme con la birome pero les conocía las caras a todos: iba cada jueves a la tarde a ver los entrenamientos que se hacían en la cancha, donde el equipo de Primera jugaba contra la Reserva. Entonces los domingos le marcaba los jugadores a mi hermano.
- El que está al lado de Almirón es Hugo Ayala, fue al banco contra Ferro la otra vez.
- El del bigotito es Dalcio Giovagnoli, era titular en el torneo pasado.
- Sí, ese es Pancirolli.
Y mi hermano iba, a lo mejor a él también le daba vergüenza pero iba. Y los jugadores le firmaban enseguida porque era de los más chiquitos que se les acercaban. Tal vez por eso, o porque se animaba a encararlos solo, le daban prioridad por encima de los que estaban acompañados por algún adulto.
Queríamos los autógrafos de todos los jugadores porque suponíamos que podíamos salir campeones y buscábamos quedarnos con algún registro histórico de nuestro primer festejo como hinchas. Después del partido del domingo 30 de abril contra Gimnasia, la suposición se volvió convencimiento: ganamos 1 a 0 con gol de Balbo con la nuca sobre la hora (para los parámetros de 1988, fue a los 36 minutos del segundo tiempo) y seguimos en la punta a cuatro fechas del final. Ese día, aunque ya teníamos todas las firmas del plantel de Primera, nos quedamos en el club después del partido y fuimos hasta la administración a esperar a los futuros campeones.
La espera fue larguísima, como de tres horas, había un montón de gente en la puerta haciendo lo mismo que nosotros. Nos entretuvimos leyendo los pedacitos de diario del piso que un par de horas antes habían acompañado la salida del equipo y ensayando posibles respuestas a los movileros de las radios que le preguntaban a la gente cómo habían visto el partido.
- El trámite fue intenso y trabado en el mediocampo.
- Gimnasia vino a defenderse y eso complicó el juego de Newell’s.
Si nos preguntaban, queríamos hablar como hablaban los comentaristas de los partidos. Los movileros estuvieron un ratito nada más, pero nosotros seguimos pensando respuestas por si volvían.
- Hubo pocas ocasiones de gol pero el triunfo de Newell’s fue merecido.
- En un partido con pocas figuras, el más destacado, como siempre, fue Roque Raúl Alfaro.
Llevábamos una hora y media esperando y empezaron a llegar los jugadores de la Reserva, que ese día también habían ganado, y se nos ocurrió que les podíamos pedir autógrafos también a ellos: si alguno de esos jugadores llegaba a Primera ya tendríamos su firma. O quizás le tocaba ir al banco en uno de los partidos que quedaban y pensamos que por las dudas, ya que estábamos ahí, era mejor asegurarse.
- El rubio que viene con el bolso en la mano me parece que hoy entró un rato.
Mi hermano se le acercó, le dijo “¿me firmás?” y el rubio se puso colorado.
- Nooooo, decile al Negro que te firme, que él ya está practicando con la primera. Yo no soy nadie.
El Negro venía un par de metros atrás del rubio y se llamaba Bustamante. Era un petiso rapidísimo que la rompía en la Reserva y lo volvía loco a Basualdo en los entrenamientos de los jueves. Y como Dezotti estaba vendido, se comentaba que Balbo también y Almirón tenía sus años, no era extraño suponer que en el próximo campeonato podría ser titular. Además decían que al Piojo Yudica le gustaba y que por eso lo estaba haciendo practicar con la Primera. No sé qué habrá pasado con Bustamante pero nunca llegó a debutar, no recuerdo si se lesionó o le tocó la colimba. El que terminó reemplazando a Dezotti y Balbo es el rubio que le marqué a mi hermano y que no se anima a darnos el autógrafo.
- ¿Cómo se llama?
- Me parece que Batistuta. O algo así.
La foto de arriba
Marcelo Bustamante es uno de los de abajo, el que está a la izquierda de Larry Saldaña, que tiene la campera puesta y a su derecha lo tiene a Tatín Donsanti. Al otro lado de Bustamante creo que está Diego Cerro, después viene Ricardo Lunari, uno que no conozco y el Negro Gamboa. De los de arriba distingo a Darío Franco, me parece que el otro de rulos (no el capitán sino el que está más al medio) es el Pollo Stachiotti y sobre la punta izquierda me parece ver al Torpedo Sáez.
Por lo que pude reconstruir, esa foto en la Bombonera es del día que la Reserva de Newell’s le ganó la final del torneo 1985/1986 a Boca y salió campeona. (Sí, salimos campeones en la Bombonera con la Primera y con la Reserva; Saldaña estuvo las dos veces, Lunari también. En cambio Franco y Gamboa no porque en el 91 estaban con la selección argentina jugando la Copa América). Parece ser que el gol del campeonato lo metió Marcelo Bustamante de penal.
Hoy vive en Los Surgentes, provincia de Córdoba.