Ya no tiene gracia
#29 | Liga Profesional 2024, fecha 11: ¿Hay algún otro equipo que juegue peor que Newell's en el fútbol argentino?
Todos sabíamos que Ramírez iba a errar ese penal, estaba escrito en el guión del partido. Cuarto al hilo que perdemos (tres con el de Racing y cuatro con el de la semana que viene contra River en el Monumental) y en breve nos toca cambiar de técnico otra vez. Porque el Gallego Méndez se va a terminar yendo más temprano que tarde, también lo sabemos: más temprano si pierde el miércoles por Copa Argentina contra Central Córdoba de Santiago del Estero, más tarde si vuelve a perder de local contra Belgrano después de la derrota segura contra River. No hay forma de que pueda levantar este muerto. La semana pasada decíamos que siempre se puede estar peor y esa máxima se mantiene inalterable, con la contribución de Méndez, claro está.
En menos de un mes el equipo involucionó como la calidad del Michel Torino, un vino con el que mi tío Alicio alardeaba en las navidades de los 80 y que hoy comparte góndola con los tetrabricks. Aquellos primeros veinte minutos del debut contra Barracas Central del viernes 19 de julio quedaron bien lejos. Uno suponía que eran la plataforma de partida, un indicio de lo que se vendría una vez que se asentaran los refuerzos y los jugadores se terminaran de familiarizar con lo que pretende el técnico. Pues no, fueron el pico de rendimiento; de ahí en más, la nada misma. La desorientación parece total. Cada nuevo partido es peor que el anterior (creo que esto mismo ya lo dije en la época de Heinze y también en la de Larriera). Casi que vamos a tener que agradecer que en la primera división haya veintiocho equipos y que Chiqui Tapia esté proyectando llevar de nuevo esa cantidad a treinta. En la multitud, siempre hay más chances de que un par sean peores que nosotros.
En la conferencia de prensa posterior a la caída contra Racing, Méndez dijo: “No pasa por cómo esté yo sino por cómo están los jugadores. Cuando sentís que no llegás, te tenés que ir, pero entiendo que no es así, que los jugadores dan todo y esto se puede revertir”. Ojalá tenga razón, pero desde afuera se ve todo lo contrario.
El enojo
Desde el momento mismo en que los jugadores salieron a la cancha fue evidente la mala predisposición de los hinchas: silbidos, intimidaciones, abucheos. Un clima de reprobación que se llevó puesta a una de las tradiciones más extendidas dentro de una cancha, esa que indica tácitamente que, cuando el árbitro hace sonar el silbato inicial, el público lanza una arenga breve y contundente que procura insuflar energías positivas en los propios. En nuestro caso, un “¡vamo’ Ñubeeeel!” que sale de cada garganta de manera semi espontánea, se multiplica por miles y se vuelve un grito de guerra al unísono. En el comienzo del partido contra Racing, ese ritual fue reemplazado por un cantito que bajó de los cuatro costados de la cancha y que la transmisión televisiva condensó maliciosamente en la imagen de una nenita que gritaba entusiasmada: “Ooooh, que se vayan todos / que no quede / ni uno solo”.
No me quiero poner en moralista aunque igual lo voy a hacer: deberían ser más cuidadosos los directores de cámaras cuando muestran a personas del público que no saben que están siendo filmadas, mucho más cuando se trata de menores. Pasa como una gracia, como una escena más de esa pasión desbordante de la que tanto gusta presumir el fútbol argentino, pero nadie va a chequear después si el destino de esa chiquita en su vida cotidiana es el bullying de sus compañeros de escuela, ¿estamos seguros de que esos diez segundos de euforia eternizada no le van a representar una mochila pesada en los próximos años? Si quieren ver el video, lo pueden buscar en cualquier lado, acá no lo vamos a reproducir ni a linkear.
A propósito de enojo, cómo me fastidia que en la cuenta de Twitter oficial del club no digan el nombre del rival cuando nos embocan: “Gol de la visita”, escriben en lugar de, por ejemplo, “Gol de Racing”. ¿De dónde viene esa pavada de negar al adversario? Ya sé que en Newell’s hay problemas más graves que el manejo de las redes sociales (no tenemos un arquero en serio, no hay un solo jugador capaz de gambetear ni un delantero que desborde o meta un gol), pero no por eso deja de molestarme.
Y si encima nos la pasamos perdiendo, el enojo se potencia.
El once inicial de la fecha 11: Newell’s 0 - Racing 1
