Ser Griffa
#4 | Cuando se cumplió un año de la muerte de Jorge Griffa, la agrupación Autoconvocados NOB organizó un homenaje para reivindicar su legado. Allí estuvo Juan Ignacio Isern y escribió esta crónica.

El primer homenaje a Griffa al que fui se hizo en diciembre de 2007. Habrán participado alrededor de 5 mil personas. Fue en el predio que tenían las Academias Griffa en Granadero Baigorria. Un partido entre los campeones del 88 y los del 91. La Capital y El Ciudadano, los dos diarios de Rosario de la época, publicaron brevemente la información, sin nombrar al homenajeado.
Es claro, el homenaje —más que merecido— fue interpretado en ese momento como lo que era: un acto de desagravio tardío para el maestro Griffa, pero sobre todo como un acto de protesta contra la dictadura de Eduardo López. Y López tenía control sobre los diarios rosarinos: de El Ciudadano era su titular legal; en cuanto a La Capital, sabemos, se alquila con cierta facilidad.
Según Marcelo Bielsa, Griffa fue “el verdadero constructor del perfil institucional de Newell's: formar jugadores, obtener con ellos resultados deportivo valiosos y transferirlos solo cuando era posible reemplazarlos”. Durante los trece años que ya duraba para entonces la presidencia de López se habían destruído muchas cosas hermosas que tenía el club, pero sobre todo se había destruído ese perfil institucional del que habla Bielsa. Griffa representaba todo lo que Lopez no era y todo lo que Newell’s había dejado de ser.
Aquella tarde de diciembre de 2007 fui con mi hijo de un año y medio “a la cancha” por primera vez. Al terminar el partido entramos al césped, teníamos una bandera enorme que él llevaba de un lado a otro, me saqué fotos con algunos ídolos como el Yaya Rossi y Darío Franco y a otros no los pude agarrar. Fue un bálsamo de felicidad para aquellos que hacía una década larga veíamos diluirse las cosas más hermosas que nos había regalado ser un hincha leproso.
El miércoles 29 de enero, el Kichi Garrido (campeón con Newell’s en 1974 y hoy director del Departamento de Cultura del club) habló de los veinte años de Griffa como conductor de las divisiones inferiores, y además dijo: “¿Ustedes se imaginan Newell’s con veinte años más de Griffa? Nosotros nos prohibimos tenerlo veinte años porque tuvimos un personaje que nos destrozó el club. Eso es un dolor tremendo que tengo. Yo creo que hoy tendríamos 3 campeonatos más si Jorge se hubiera quedado en el club”.
Ser Griffa fue una actividad organizada por la agrupación Autoconvocados NOB para homenajear al maestro a un año de su muerte. Además de la familia Griffa, el evento juntó a jugadores de distintas épocas leprosas, todos excampeones, todas sus historias cruzadas por la presencia del homenajeado.
“Si venías de afuera y eras de otro club, te aseguro que te hacías hincha de Newell's por el sentido de pertenencia que transmitía Jorge y todos los miembros del equipo”, dijo Diego Mateo. Ricardo Lunari —quien se reveló como un gran contador de historias— habló de cómo les imprimió el temperamento de no dar por pérdida ninguna pelota y revivió la anécdota que les contaba Griffa cuando fue a trabar con la cabeza en una cancha totalmente embarrada y evitó un gol del rey Pelé. “Jorge, ¡sos un suicida!”, le gritó Pelé después de la jugada.
“Jorge hablaba y uno sentía que era la palabra de Dios”, dijo Carlos Picerni en Ser Griffa.
Para los hinchas de mi edad (soy de 1976), Newell’s tiene dos ídolos máximos: el Tata y el Loco. Los más grandes suelen sumar a Obberti, los más chicos casi siempre a Maxi. Para mi generación, Bielsa y Martino son un binomio celestial y preguntarse cuál es el ídolo más grande siempre sonó como preguntarse si querés más a Mamá o a Papá.
Sin embargo, ninguno de los dos hubiera sido protagonista de la época más luminosa del club si no hubiera existido esa época luminosa que comenzó a mediados de los años 70 y se extendió por 20 años. Aquel olimpo de dos que forman el Tata y el Loco, hay que completarlo con Jorge Bernardo Griffa para formar una santísima trinidad. Y de esa trinidad no sé quién será el Padre y quién será el Hijo, pero Jorge Griffa es sin dudas el Espíritu Santo. Ese al que se lo ve poco y nada, que nunca habla, a quién casi nadie le reza, pero es el que hace todo, el que está sosteniendo, el que logra que las cosas sucedan.
Cuando Eduardo López ganó las elecciones en diciembre de 1994, Newell’s tenía una de las mejores divisiones inferiores del mundo, parecía una cantera inagotable de figuras internacionales, pero la campaña del ganador —lo que mayoritariamente el socio votó— se centró en prometer refuerzos de jerarquía. Al poco tiempo expulsó a Griffa del club y el futuro de Newell´s empezó a oscurecerse.
En Ser Griffa hubo un tono generalizado de melancolía, pero el encargado de disipar ese sentimiento improductivo fue Jorge Griffa hijo: “A Griffa hay que pensarlo en futuro”.
Al legado de Griffa, agregamos, también.
PD 1: Rosario 12 sí publicó una hermosa reseña del evento de diciembre de 2007, titulada Al gran maestro de las inferiores, con una contundente subnota Para López que lo vio por TV.
PD 2: La transmisión del evento de 2007 está disponible en YouTube —aunque de manera incompleta— dividida en seis videos partes.
PD 3: La actividad del miércoles 29 de enero de 2025, “Ser Griffa”, también está disponible en YouTube (en el canal de Autoconvocados NOB, los organizadores del evento)
PD 4: El aporte de El Maestro a la historia de Newell’s no se compara a nada, pero si creés que el Newellsletter también puede considerarse un aporte, te damos la chance para que lo retribuyas simbólicamente haciendo clic en este botón
PD 5: En noviembre de 2023, Jorge Bernardo Griffa le dio la última entrevista de su vida a Javier Acuña para la revista española Jot Down Sport. Allí repasó su carrera como futbolista y como entrenador. Esta es la introducción:
Durante sus diez años consecutivos como defensor del Atlético de Madrid en la década del ‘60, Jorge Bernardo Griffa (Casilda, 1935) tenía la rudeza de Clint Eastwood en La Trilogía del dólar, hoy es el personaje tierno y simpático de La Mula. Nos recibe con amabilidad en la oficina que tiene montada en una de las habitaciones de su departamento en el barrio Recoleta de Buenos Aires y se acomoda para conversar un rato largo.
Se divierte repasando su época de jugador bravo junto a Rivilla y Calleja en la zaga, recuerda el pacto que tenía con Luis Aragonés («vos manejás el equipo de la mitad de la cancha para arriba y yo de la mitad para abajo») y habla de su amistad y rivalidad con Alfredo Di Stéfano, el mejor jugador que le tocó enfrentar.
Si su pasado dentro de la cancha lo vuelve un emblema del fútbol, lo que hizo afuera lo convierte directamente en prócer. Como formador de jugadores juveniles desarrolló un proyecto modelo en Newell’s Old Boys de Rosario que marcó un camino en Argentina y hoy copian todos los clubes. También tuvo un paso exitoso por Boca Juniors, el fútbol mexicano y creó su propia academia.
Sus manos moldearon a Jorge Valdano, Gabriel Batistuta, Américo Gallego, Gerardo Martino, Walter Samuel, Mauricio Pochettino, Nicolás Burdisso, Fernando Gago, Carlos Tévez, Giovanni Lo Celso. Dice que tiene recuerdos imborrables y que la memoria a veces lo traiciona. Reniega un poco del paso del tiempo. Trata de mantenerse activo.
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