Pretemporadas
#1 | ¿Qué hacemos cuando llega el receso y no hay partidos oficiales? Inauguramos esta sección con un repaso de Gustavo Báez sobre sus conductas y algunos recuerdos de torneos de verano.
Podría pensarse que cada vez que terminamos un año sin pena ni gloria, el receso debería operar como una especie de spa sanador, un tiempo plácido para recuperar los nervios, unos días libres para hacer algún viajecito sin culpas, mirar películas, leer un par de libros, escuchar música, ir de pesca.
Pero no.
Eso a lo sumo dura una semana. Luego el hincha empieza a rumiar disconformidad, los resúmenes anuales de televisión no son suficientes, necesita el día a día, comprende que el sufrimiento es parte de su razón de ser. Y entonces empieza la especulación sobre el plantel para la temporada siguiente, el entrenador, el preparador físico, los jugadores que se venden, los que se devuelven porque no se pueden renovar los préstamos, los que gratis serían caros, los que quedan libres, los ofrecidos por los representantes, los son del gusto del técnico (nunca entendí esta forma de hablar de los periodistas deportivos, pero debe estar bien porque lo hacen todos), los que desde chicos fueron hinchas de Newell’s.
Algunos fanáticos —me temo que soy uno de ellos— se apresuran a renovar los abonos de platea: con la excusa de ahorrarse el 0,003 % en el pago y de que en pocos días habrá miles de voraces pretendientes para la butaca que tienen hace veinte años (como si fuera el Manchester City), el primer sábado luego del anuncio de la preventa están en la secretaría del club a las ocho de la mañana.
Años atrás había algo que ayudaba mucho a calmar la ansiedad: los torneos de verano.
El mejor que yo recuerde fue el de 1977, cuando —vaya a saber cómo llegamos a eso— Newell’s participó del tradicional Torneo de Verano de Mar del Plata, ese año fue un pentagonal que completó con River, Boca, Aldosivi como representación local y el Seleccionado Nacional de Menotti que se estaba preparando para el Mundial ’78.
A la distancia parece inverosímil, pero así fue. Debutamos contra River con un empate 1 a 1 con gol de Juan José Irigoyen (quien era apodado El Topo, pero luego en Colombia le cambiarían por El Búho porque solamente hacía goles cuando jugaba de noche), luego goleamos a Aldosivi por 4 a 0 (tres de Irigoyen y uno Bulleri), después empatamos 2 a 2 con la selección (fuimos arriba dos veces con goles de Moyano e Irigoyen en un partido que se jugó en dos noches consecutivas porque la primera vez se cortó la luz a los 26 minutos) y terminamos perdiendo 2 a 0 con Boca. Hay que pensar que en esa época no pasaban por televisión los partidos del campeonato, pero sí los de verano, así que ese enero fue una fiesta.

Aunque no siempre con el mismo glamour, todos los años había partidos de pretemporada. En el ’79 participamos de El Torneo de la Ciudad en Buenos Aires, donde también estaban Boca, Racing y Unión de Santa Fe. Más tarde, en ese mismo receso, vinieron Inter de Porto Alegre y Olimpia de Paraguay a jugar partidos amistosos al parque. En el ’81 jugamos un amistoso que no fue tal, donde ganamos 3 a 2 (luego de haber estado dos goles abajo) en cancha de nuestro tradicional adversario.
Pero un buen día todo eso se terminó, las pretemporadas pasaron a ser períodos misteriosos que transcurren detrás de paredones de campos deportivos a los cuales sólo les falta el coronamiento con alambres de púas.
De lo que ocurre en esos reservados campamentos apenas nos llegan las versiones de los periodistas especializados, que a menudo son enviados al lugar de la pretemporada pero tampoco pueden acceder a los trabajos. Es decir, nos enteramos de lo que alguien les cuenta los periodistas enviados por los medios.
Así supimos de la pretemporada castrense impuesta por Américo Gallego en Necochea (siempre me los imaginé como los reclutas de Reto al destino corriendo por la playa, sólo que en este caso entonando canciones de El Trova Jaime) que redundó en el campeonato 2004. También nos desencantamos en 2015 cuando el Tolo intentó corregir el rendimiento de su equipo haciéndolo entrenar a las cuatro de la mañana, pero siguieron jugando tan horrible como antes (y soñolientos, supongo).
En 2011 el misterio llegó a niveles de Georges Simenon cuando el Flaco Schiavi declaró “en la pretemporada en Mar del Plata hubo cosas que nos afectaron”. Nunca sabremos si el asesino fue el mayordomo, pero lo cierto es que a la vuelta de la pretemporada jugamos nueve partidos, con un triunfo, dos empates y seis derrotas, hasta la renuncia indeclinable de Sensini.
Casualmente, en ese momento me tocaba hacer una rehabilitación por una quebradura de tobillo en el gabinete de un kinesiólogo que trabajaba entonces en el club —y sigue trabajando ahora—. El lunes siguiente al partido con Lanús, el único partido que ganamos con un gol milagroso de Juan Manuel Cobelli sobre la hora, tuve oportunidad de hablar con el kinesiólogo y le pregunté: “¿Qué pasa con el equipo, no está muy lento?”. Su respuesta fue: “¿Viste?, los rivales parecían volar”. Y agregó, rascándose la calva: “No sé qué habrá hecho el profe en la pretemporada”.
Al paroxismo llegué una tarde que estaba escuchando una interminable edición deportiva de una radio local y dieron paso al enviado rojinegro a la pretemporada. El cronista informó que el equipo había jugado un partido contra un combinado del pueblo local, pero que lamentablemente había sido a puertas cerradas. De todas maneras, trascendió que Newell’s había ganado 1 a 0 y que el gol habría venido luego de un desborde por derecha de uno de los jugadores que el entrenador dispuso como titular para la ocasión.
Posdatas de Redacción
PD 1: La primera novedad del año está íntimamente ligada al monto propuesto para el aporte voluntario de esta entrega: un Lucas (Bernardi) se hizo cargo de la Reserva. La información causó sorpresa porque no era uno de los mencionados en la previa (se hablaba de la dupla Manso-Pepi Zapata y también de Pablo Pérez) y porque eso lo excluye como eventual candidato en las próximas elecciones del club. Muchos lo imaginábamos como dirigente en un futuro cercano y, con su designación como entrenador de la Reserva, esa opción se acaba de diluir. Así lo establece el estatuto en su artículo 31:
PD 2: El lunes 6 salió la lista de convocados por Mauricio Pochettino a la selección de Estados para los amistosos del 18 y el 22 de enero contra Venezuela y Costa Rica y entre los 24 figura Matko Miljevic. Es inevitable que su presencia genere sospechas sobre el accionar de la CD de Newell’s: si tan grave e imperdonable hubiera sido el acto de indisciplina que (dicen) lo alejó del club, lo habrían llamado a Pochettino para advertirle que es un loquito peligroso y que no le convenía convocarlo. No hay forma de pensar que no hubo mala praxis dirigencial (en el mejor de lo casos) dejando ir a un potencial jugador de selección, que tiene 23 años y que en 15 meses puede estar jugando el Mundial.
PD 3: El affaire de Mauro Icardi, Wanda Nara y la hamburgesa tiene su lado positivo: que nunca hayan prosperado las gestiones para el arribo del 9 al Parque. Sólo eso nos faltaría.
PD 4: Más que posdata, un anticipo: con la nueva sección “Diarios de Pretemporada” también vamos a comenzar con el formato de entrevistas.
PD 5: Ya en enero vamos a arrancar con tres entregas semanales (por ahora, martes, jueves y sábados; a partir de febrero, podría ser lunes, miércoles y sábados, o martes, jueves y domingos), eso sí, en enero, una de las tres será material de archivo, textos que publicamos cuando teníamos un cuarto de los seguidores que tenemos hoy y, por lo tanto, su alcance fue más acotado.
PD 6: Compartimos la primera conferencia de prensa de 2025 de Mariano Soso, publicada por el canal de YouTube de Newell’s.