Méndez conducción
#23 | Habemus DT. El elegido: Sebastián Ariel Méndez, el Gallego. Desde acá lo bancamos, tiene la cara de loco que hace falta.
Era hora de probar con un técnico pelado (*). Uno que sepa desde jovencito lo que es la pérdida constante y sostenida, que haya convivido con la resignación estoica de saber que lo que cae ya no se recupera y que debe reinventarse para sobrellevarlo, que conoce lo que es tomar la decisión drástica de empezar de cero cada vez y que tiene la conducta para hacerlo. Es cierto que el pelado que se rapa también puede ser visto como alguien que no acepta su condición y la oculta, ya no con un peluquín sino a partir de la exacerbación: no me estoy quedando pelado, decido ser pelado. Como Yul Brynner, Telly Savalas o Heleno, el de La chica de la boutique, precursores de una estirpe que luego continuaron Bruce Willis, Vin Diesel, Luca Prodan, el Indio Solari o Carlos Pagni.
En el caso del Gallego Méndez, un buen día allá por los 2000 resolvió dejar atrás la pelusa rubia que se iba raleando de a poco y, con un ligero ajuste en la gradación de la máquina de afeitar, cambió radicalmente el look, adoptando una apariencia más acorde a sus características como defensor. La cabeza rapada otorga un plus de fiereza. Desde aquel momento (el final de su etapa en Vélez y el comienzo en el Celta de España) nuestro flamante director técnico parece Nux, uno de los más bravos war boys del universo Mad Max.
El CV del nuevo DT
En catorce años de carrera (comenzó con un interinato en San Lorenzo en 2010) sus números no parecen una invitación a soñar en grande: 274 partidos dirigidos en trece equipos diferentes con 99 triunfos, 83 empates y 92 derrotas. Sin embargo mis expectativas son buenas, guardo una muy buena imagen de su Godoy Cruz de 2016 y me gustó lo que vi de su paso breve y accidentado por Unión en 2023. Además, dice que el mejor técnico que tuvo fue el Loco Bielsa y que su modelo es el alemán Jürgen Klopp, que acaba de dejar el Liverpool después de nueve años. Pienso en eso y me doy manija con un Newell’s que te asfixie con la presión, que toque bien, con velocidad, que sea preciso, vertical, que vaya al frente, que Brian Aguirre sea Lucho Díaz y Panchito González, Mohamed Salah.
Una digresión para salir del delirio: el técnico que reemplaza a Klopp es el vigesimotercero de toda la historia del Liverpool, un club que se fundó en 1892; Méndez es el trigesimosegundo de los últimos treinta y dos años de Newell’s. Planteado así, las chances de que salga bien se reducen bastante. Igual confío. Tengo una fórmula para medir el entusiasmo con un entrenador o un refuerzo nuevo: imagino cómo reaccionaría si ese entrenador o ese refuerzo firmaran en Central, ¿me preocuparía o me resbalaría? Por ejemplo, ¿un volante de marca uruguayo al que le dicen Pitbull? Lo quiero. ¿Otro uruguayo, en este caso defensor, al que le dicen Hulk? También lo quiero. ¿Un tercer uruguayo que es rubiecito, juega de 9 y en 141 partidos metió 33 goles? Vaya nomás. Siguiendo esa lógica, no me hubiese gustado ver a Sebastían Méndez en Arroyito.
Otro motivo para ser optimista con su llegada es que lo eligió el director deportivo Ariel Michaloutsos y no el presidente Astore (que, según versiones periodísticas, prefería a Sanguinetti). No caben dudas de que es más confiable el criterio deportivo de la persona que se ocupa específicamente de esa tarea que la de un médico traumatólogo que preside el club.
Confieso que también me entusiasmó desde que lo vi en la entrevista que le hizo Varsky el 3 de junio, al punto de haber tuiteado esta pregunta al ratito de enterarme del despido de Mauricio Larriera: “¿Alguien de la dirigencia de Newell's habrá pensado en Sebastián Méndez para reemplazar a Larriera?”.
Por último, bancamos a Méndez porque fue el que estuvo al lado de Maradona en su triste final, acompañándolo como ayudante en Gimnasia. Dijo de él Diego Armando: "Hay una sola cosa de la que me arrepiento en mi carrera: haberme retirado antes de poder jugar en un equipo con el Gallego Méndez. Es el mejor defensor que vi jugar al fútbol".
(*) Con el último técnico pelado que tuvimos no nos fue muy bien que digamos: el Chocho Llop, que en 2017 obtuvo una magra cosecha de puntos y encima dejó ir a Lisandro Martínez. Pero a Llop la cabeza rapada no le daba un aspecto intimidatorio, dada la redondez de su cara parecía más bien un Buda.