Lo suficientemente loco
#6 | Marcelo Bielsa cumple 70 años (sí, 70) el 21 de julio y lo celebramos a través de la biografía escrita por Ariel Senosiain, originalmente publicada en 2004, previo a la medalla de oro en Atenas.
Que Ariel Senosiain era hincha de Newell's ya lo sabíamos desde antes de que lo blanqueara públicamente con Juan Pablo Varsky en Clank!. Como explicó él mismo, nunca fue un secreto porque no lo negaba, era un gesto de prudencia profesional. Hasta que finalmente salió del clóset de esta manera en noviembre de 2024.
Veintidos años antes de la confesión, comenzó a trabajar en un proyecto ambicioso: una biografía sobre Marcelo Alberto Bielsa. El entonces director técnico de la selección argentina venía de la eliminación en primera ronda en el Mundial de Corea-Japón 2002, la frustración más grande de su carrera, que le dejó cicatrices que lo acompañan hasta hoy, y un Senosiain que recién se iniciaba en el periodismo vio allí un personaje ideal. “En el fondo entendí que hay más literatura en la derrota que en la victoria”, explicaría luego.
Es muy cierto lo que dice, aunque también podemos suponer que su motivación principal estuvo dada por aquel dato oculto al gran público en 2002: su fanatismo incondicional por Newell’s. ¿Por qué la suposición? Porque los leprosos sufrimos el empate contra Suecia mucho más que el resto de los argentinos y necesitábamos defender a Bielsa de la saña de muchas críticas que recibía. Sentimos el mazazo de su derrota como propio. Así como Dolina en 1994 quería que fuera campeón Maradona y no tanto Argentina, nosotros en 2002 queríamos ver campeón del mundo al Loco.
Es probable, entonces, que el aporte rojinegro (no declarado) de Ariel Senosiain para salir a bancar a Bielsa haya sido este libro.
Se opone a casi todos sus contemporáneos directores técnicos, quienes son ante todo experiencia más un mínimo de teoría. Mientras los demás jugaban al fútbol, él lo estudiaba. Armó sus ideas de fútbol a través de años, mientras lo sentía como hincha, espectador imparcial, profesor de educación física y estudiante para técnico. Hoy está tan seguro de su catálogo que pide otras opiniones, pero no para cambiar.
En este pasaje, que aparece en el capítulo dedicado a su relación con los jugadores, encontramos una de las claves de esta biografía que nos muestra un personaje obsesivo, estudioso, de racionalidad extrema y convicciones innegociables, porfiado y pasional, un profesional con espíritu amateur. Un rompebolas querible.
La primera edición de Lo suficientemente Loco salió a la calle en los primeros meses de 2004, mientras Bielsa todavía era el entrenador de la selección argentina, antes de una nueva frustración (la Copa América que perdió con Brasil por penales) y de su único logro (la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas). Por aquella época Senosiain tenía 23 años y todavía no trabajaba en TyC Sports. Es decir, no es el libro de una estrella de los medios, es la obra iniciática de un pibe futbolero y lector que se tomó en serio la actividad de la que quería vivir, una carta de presentación para su futuro profesional.
En noviembre de 1960, unos escritores franceses le empezaron a dar forma al Taller de escritura potencial (en francés, Ouvroir de littérature potentielle, Oulipo), un grupo de experimentación que buscaba nuevas estructuras formales para la creación literaria. A diferencia de sus precursores surrealistas, los del Oulipo innovaron a partir de restricciones, entendiendo que los límites precisos y puntuales son útiles para incentivar procesos creativos.
Fueron varias las restricciones —quizás de otro orden— que moldearon la biografía sobre Bielsa escrita por Ariel Senosiain. Por lo menos, dos.
La segunda fue no presentarse como hincha de Newell’s, por el contrario, eligió construir un narrador en tercera persona de tono objetivo. Queda clara su admiración por el personaje pero lo describe con acciones, como nos enseñó Borges en Andrés Armoa.
Comía chupetines durante los partidos para calmar la ansiedad.
Sustituyó a los once titulares en un amistoso de festejo ante Olimpia de Paraguay posterior al título porque habían retornado del casamiento de uno de los jugadores más tarde de lo previsto.
No repite ejercicios, aunque sí dónde apunta con ellos.
Sabe que un técnico sólo puede obtener prestigio a través de sus jugadores.
Después de caer ante Inglaterra, pasó mucho tiempo encerrado en su habitación, una constante a lo largo de los años tras sus derrotas más recordadas.
Hace lo imposible por esquivar al periodismo.
Y la primera restricción tuvo relación directa con esto último: Marcelo Bielsa no hizo excepciones, no le dio ninguna entrevista exclusiva. Tampoco sus familiares hablaron con él, ni su mamá ni su papá ni su hermano ni su hermana. Armó un rompecabezas de Bielsa imaginándolo como personaje bukowskiano (la referencia es del propio Senosiain: “Marcelo Bielsa le escapa al negocio como Chinaski y también arrastra las consecuencias de su formación”), conversando con fuentes laterales, muchas fuentes laterales, y con archivo periodístico propio, mucho archivo periodístico propio.

Es un libro artesanal, cuidado, meticuloso, hecho con respeto y cariño, sin condescendencia. Es el retrato de un hombre que parece empeñado en ser víctima de su propia arquitectura moral y sus convicciones éticas. “En los genes se explica su apodo. A todos los hombres de su familia los llaman ‘loco’”, dice en el prólogo.
En el momento de ser publicado por primera vez, Marcelo Bielsa todavía no se había convertido en personaje de sí mismo, tampoco tenía imitadores ni exégetas ni viudas insufribles que conspiran contra la justa valoración de su carrera. En marzo de 2004, el recorrido del Loco como entrenador profesional de primera división estaba llegando a los catorce años, ya había consolidado la fama de excéntrico pero no el estigma lacerante de perdedor. De hecho, si comparamos el pedigrí de sus predecesores antes de llegar a la selección con el suyo entre 1990 y 1998, podemos advertir que tenía más títulos en competiciones de clubes que Passarella, Basile, Bilardo y Menotti. Claro, ninguno de ellos se volvió en la primera ronda de un mundial, como sí le pasó a él en 2002.
Pero tampoco ninguno de ellos salió campeón con Newell’s en tres años consecutivos ni fue el artífice de la felicidad del Ariel Senosiain de 10 años, de 11 y de 12.

PD 1: A medida que avanzó la carrera de Bielsa y fue sumando nuevos desafíos, Lo suficientemente loco tuvo ampliaciones y reediciones (por ejemplo, la última incorpora su llegada a la selección uruguaya). Sin embargo, el núcleo de la biografía sigue estando centrado en su origen y las primeras dos décadas de su carrera (hasta la etapa chilena, cuyo desarrollo fue incluido en la segunda edición).
PD 2: De paso, otra recomendación: la época en Chile y la campaña en las Eliminatorias que lo llevó a la clasificación del Mundial de Sudáfrica 2010 está muy bien retratada en el documental Ojos Rojos, dirigido por Juan Ignacio Sabatini, Juan Pablo Sallato e Ismael Larraín.
PD 3: También recomendamos el documental Take Us Home: Leeds United, una miniserie de dos temporadas que narra —en la voz de Russell Crowe— el ascenso de la Championship a la Premier League de la mano de Bielsa, con la frustración del primer año en la recta final del campeonato y la consagración definitiva en el segundo. Está disponible en Amazon Prime. Acá, un fragmento del capítulo 1.
PD 4: Una sola vez en mi vida hablé con Bielsa. Fue en 1994 cuando yo participaba como cronista del programa partidario El Aguante Rojinegro y él estaba en una visita fugaz por Rosario, durante un receso del torneo mexicano. Mi papá me hizo de nexo con Carlos Altieri, el gran amigo de la vida del Loco, y él intercedió para que me atendiera unos minutos. La charla fue amable. Guardo el registro en uno de los tantos casetes que acumulo en cajas, rotulados con una prolijidad que perdí hace mucho. La semana pasada me puse a buscarlo y lo encontré enseguida. Nunca había vuelto a escuchar la grabación. Confieso que me dio un poco de vergüenza la intrascendencia de las preguntas, también el modo, con ese tono monocorde y redundante del que imita el estereotipo de un periodista deportivo. Igualmente, lo digitalicé.
PD 5: Ahora que pienso, al momento de esa entrevista estaba por cumplir 19 años, podría ser más benévolo conmigo mismo. Pero la edad no es excusa: son apenas tres menos que los de Senosiain cuando arrancó el proceso de investigación, producción y escritura de Lo suficientemente loco.
Enorme