Fiebre en las gradas
#1 | Como hace Nick Hornby en su biblia sobre el Arsenal inglés, Gustavo Báez cuenta en este libro algunas vicisitudes cotidianas de su fanatismo por Newell's.
El tono es más costumbrista pero el espíritu es el mismo: un hincha que narra la relación cotidiana con su equipo, por lo general atravesada por derrotas o resultados deportivos instrascendentes. Ese es el mayor mérito de Nick Hornby en Fiebre en la gradas, que cuenta con precisión y sin estridencias sensibleras el padecimiento continuo que significa depender emocionalmente de lo que hacen cada semana once personas rotativas que llevan puesta una determinada camiseta de fútbol. Lo mismo hace Gustavo Báez en Hasta las nubes llega el clamor. Londres y el Arsenal, Rosario y Newell’s, sólo cambian las circunstancias y uno o dos nombres propios.
También es distinta la dimensión de la empresa: a diferencia de las trescientas cuarenta páginas de Fiebre en las gradas, el libro de Báez es cortito, se lee en un par de viajes en colectivo y uno se queda con ganas de más. Merece una edición ampliada. O tomarlo como el primero de una serie que puede ser infinita.
Antes de la introducción hay un relato breve que marca el pulso del libro, que nos anticipa con qué nos vamos a encontrar en las ciento cuarenta páginas siguientes:
Estaba llegando tarde a la cancha, era una inesperada tarde de calor agobiante a mitad de 2003 y se jugaba la fecha 16°del Clausura. Se estaba terminando un torneo muy mediocre para Newell’s y ese día recibíamos al Estudiantes de Bilardo. Subí la escalinata a la carrera, ya iban diez minutos de juego, nuestra delantera formaba con Manso, Saucedo y Domizzi. A la pasada, le pregunto a un plateísta que miraba el partido despatarrado bajo el sol: “¿cómo va, jefe?”. Escupió una cáscara de semillita de girasol y respondió sin mirarme: “¿cómo te parece que puede ir?”
En la resignación de ese que come semillitas está la ética del hincha que el autor reivindica para sí (una estirpe con la que, por supuesto, me identifico). Y lo dice de entrada también:
“El hincha al que le doy la palabra en estas semblanzas suele estar inmunizado al paso del tiempo (contra la opinión generalizada de que con la madurez y luego con la vejez se modifican las conductas) y se limita a ir a todos los partidos a la cancha sin cuestionárselo ni por un momento, como si fuera absurdo estar en otro sitio cuando se juega un partido. Este hincha es prácticamente inelástico a los resultados deportivos, su relación es con su propio equipo y no con los rivales, y en ocasiones ni siquiera es demasiado demostrativo de su estado de euforia o disconformidad”.
El día que presentó el libro estuvo Armando “Kichi” Garrido como comentarista, ex jugador del club en los años 70 y parte del plantel que obtuvo nuestro primer campeonato en 1974 (jugó 6 de los 21 partidos de aquel Metropolitano). Su presencia no fue azarosa: es el principal responsable de la existencia de Hasta las nubes llega el clamor. No porque haya sido su editor ni un mecenas sino por algo todavía más decisivo, fue el factotum para que un pequeño Gustavo Báez de siete años se transformara en hincha de Newell’s. El padre de Garrido era el único amigo que tenía en Rosario el padre de Báez, que en 1972 se vino a trabajar a la ciudad y mudó a su familia desde San Martín de las Escobas, un pueblo santafesino de tres mil habitantes que está ubicado sobre la Ruta 34, a 178 kilómetros de distancia del nuevo hogar de los Báez. Gustavo llegó a Rosario simpatizando con Boca y se terminó de inclinar por Newell’s cuando conoció en persona a un jugador de verdad. Sin esas visitas familiares de los Báez a los Garrido, hoy el señor de saco marrón y lentes que mira al del micrófono estaría borrado de la imagen, como en Volver al Futuro.
Todo lo que cuenta sobre esos primeros años en los que fue moldeando su pasión es también una pintura lateral sobre la Rosario de los años 70, la composición urbana de los barrios alejados del centro, las pintadas en las paredes, el fútbol en la calle con los amigos de la cuadra y los desafíos con vecinitos de otras manzanas. En esos relatos empiezan a aparecer algunos protagonistas recurrentes del libro: los amigos del autor. A la manera del universo que construye Fontanarrosa en sus cuentos futboleros, Petete, Riganti, El Químico, Moto, Libe, Cacho, Manguera, Manzana, Elmer y Emi intervienen aportando nombres de jugadores y escenas de partidos sin trascendencia histórica aparente, esos que van forjando el espíritu inexplicablemente estoico de un hincha. Aunque no hay un tono fontanarrosesco en Hasta las nubes llega el clamor. O sí, pero no del Fontanarrosa de las ficciones sino del que repasa, con su mirada personal y atenta, los grandes equipos del fútbol argentino en No te vayas campeón (una joya extraordinaria que se publicó en el año 2000, que nunca fue reeditada y hoy prácticamente no se consigue).
Cuenta Gustavo Báez que este libro empezó a rondar en su cabeza en marzo de 2023, cuando escuchó al pasar que Newell’s estaba por jugar su partido número 3500 en la era profesional. En ese momento hizo un cálculo rápido y cayó en la cuenta de que habrá estado presente en la cancha el 20 por ciento de esos partidos, tanto de local como de visitante. “Algo tengo que hacer con ese bagaje”, se dijo a sí mismo. Y lo que hizo fue escribir dieciocho relatos breves, particulares y universales al mismo tiempo.
A mí me compró de entrada que el título sea una estrofa de esa tarantela tan simpática, El fana rojinegro, la que arranca con “los domingos muy tempranito, con mi gorrito y el banderín, hacia el Parque mi tranco apuro porque seguro que habrá festín”; y, cuando lo tuve en mi manos, el índice me terminó de entusiasmar. Mi top 3: El primo del campo, Sin distintivo y El rubio que repartía en el medio, que disputó el tercer lugar hasta último momento con Sabbag entró como titular, pero finalmente lo descarté por mi desacuerdo en la caracterización del Beto Gallucci. Yo pienso que era un flor del número 2 .
PD 1: Hasta las nubes llega el clamor se consigue en Oliva, en Paradoxa Libros o directamente a través del propio autor (quien lo quiera contactar, que deje un mensaje y le paso el contacto).
PD 2: Le agradezco a Gustavo Báez la inesperada mención al Newellsletter en el epílogo,
Muy bueno! Lo voy a comprar ♥️🖤