El Pulga Rodríguez
#5 | Sí, el tucumano Rodríguez no es "la Pulga" como Messi sino "el Pulga". Otra cosa que lo diferencia de Messi —al menos hasta ahora— es que él sí jugó en la primera de Newell's. Pero no se halló.
Luis Miguel Rodríguez llegó a Newell’s en un momento ideal, el plantel estaba razonablemente conformado, las últimas campañas habían sido más que buenas, la hinchada estaba de muy buen humor. Era agosto de 2010, había pasado el Mundial de Sudáfrica y se venían el Torneo Apertura y la Copa Sudamericana.
En los dos torneos previos, Boquita Sensini le había sacado petróleo a un plantel eficiente pero corto. Luego de la formidable campaña y subcampeonato en el Apertura 2009, durante el Clausura 2010 el cuadro tuvo algo más de irregularidad pero también nos regaló algunas goleadas inolvidables (4-2 a Boca, 3-0 a Chacarita, 5-0 a Colón, 6-0 a Gimnasia). La formación lucía sólida con una línea de tres en el fondo que era como para salir a caminar tranquilo de noche por Barrio Las Flores: Alayes, Schiavi y el Chaco Insaurralde. Por la banda izquierda jugaba el Piri Vangioni, por derecha nunca hubo un titular firme (alternaban Roselli y Franco Dolci), en el centro del campo Raúl Hernán Villalba en su mejor momento, y un poco más adelante nuestras figuras: el Gato Formica y el Gordo Sperduti. Arriba, para definir, el paraguayo Achucarro y el oriental Boghossian.
Con ese panorama, para el Apertura 2010 conservamos a Sperduti y a Formica, pero perdimos a los dos delanteros extranjeros, lo que obligó a refrescar el ataque. Llegó un nuevo uruguayo (Sebastián Taborda, de quien no sabíamos nada y en pocos minutos quedó develada toda duda), volvió el Memo Borghello, y sumamos al que despertaba las mayores expectativas: el tucumano Luis Miguel Rodríguez.
Todo indicaba que el Pulga, que por entonces tenía 25 años, estaba ante la oportunidad de dar el salto al fútbol grande de la Argentina. En Atlético Tucumán ya tenía estatus de ídolo porque había sido campeón del Torneo Argentino A en 2008 y de la Primera B Nacional en 2009. En ese momento ya se había ganado un prestigio que excedía su provincia y también el fútbol de ascenso, no había que explicarle a nadie quién era el refuerzo que traía Newell’s, ni de dónde venía, ni cómo era su contextura física (aunque su apodo ya daba una pista al respecto). Incluso, había estado en una de las convocatorias de Maradona (en la cual no faltaron Ignacio Canuto, ni Cristian Villagra, ni el Demonio Hauche, ni Diego Pozo) a la selección nacional en el estrafalario período previo al mundial 2010.
El comienzo fue auspicioso para el Pulga, porque ya en la tercera fecha y como local marcó su primer gol. Fue para sellar el triunfo ante Tigre por 2 a 0 con una definición de manual con un tiro bajo ante la salida del arquero luego de una gran habilitación de Formica. En ese partido, Rodríguez había entrado en el segundo tiempo.
Algo parecido ocurrió en la sexta fecha, donde nuevamente llegó desde el banco para definir el partido, en esa ocasión fue 2 a1 frente a Argentinos Juniors en La Paternal con un muy lindo gol de cabeza. El primer gol en ese triunfo lo marcó otra incorporación de ese campeonato: Gabriel Cichero. El venezolano era un futbolista muy popular en su país y titular indiscutido de su selección (cosa me que corroboró un amigo que vivió en Venezuela, me dijo “salvando las distancias, es como si un equipo extranjero hubiera contratado a Juan Pablo Sorín”), pero lo cierto es que nunca encontró su nivel en Newell’s: algunos días mostraba un correcto manejo de la pelota y buen criterio ofensivo, mezclado con inocentadas incomprensibles que solían costar goles rivales.
El equipo no brillaba, pero el funcionamiento era sólido. Así fue como, promediando el torneo, tuvo una nada desdeñable racha de 12 partidos invictos, con 5 triunfos y 7 empates. Sin embargo, el Pulga no conseguía asentarse, daba la sensación de que jugaba a una marcha menos que el resto de sus compañeros.
Contra Boca, su tarde de gloria
Por la fecha 16, después de dos derrotas consecutivas, recibimos a Boca y ganamos 1 a 0 con un golazo del Pulga en el arco del Palomar, uno de esos goles que serían marca registrada en toda su carrera. El equipo terminó noveno en la tabla de posiciones, con un registro de 6-8-5.
Al mismo tiempo, disputamos la Copa Sudamericana, en la época en la que era en sistema playoff desde el principio. Pasamos —contra la mayoría de los pronósticos— a Estudiantes en el repechaje, después eliminamos a San José de Oruro (lo aseguramos con un 6-0 en la ida, una noche en la que hizo un gol el paraguayo Estigarribia, años más tarde jugador de la Juventus) y terminamos perdiendo de manera muy ajustada contra la LDU en la altura de Quito.
Cuando nos fuimos al receso, medianamente satisfechos, esperábamos que la temporada siguiente veríamos explotar al Pulga de acuerdo con sus antecedentes. Además, contaría con la compañía de Claudio Taca Bieler, un centrodelantero que había sigo goleador en cuanto equipo hubiera jugado.
Sin embargo, ahí sobrevino la misteriosa pretemporada 2011, luego de la cual el equipo no volvió a levantar cabeza. En ese torneo entramos penúltimos gracias a que ganamos en la última fecha (1 a 0 a Colón con gol de Sperduti con tiro cruzado a dos minutos del final) y Huracán perdió. Pero eso el Pulga ya no lo vio: el director técnico decidió ofrecerle una desvinculación acordada luego de la cuarta fecha, en virtud de que el club ya había resuelto no hacer uso de la opción por ser demasiado cara (léase, para lo que había rendido). Rodríguez, que en total jugó 18 partidos en Newell’s, 7 desde el arranque, aceptó y volvió a Atlético Tucumán para jugar en el Nacional B. Cinco fechas después, Sensini se desvincularía a sí mismo.
Lo que siguió del Luis Miguel Rodríguez está más fresco, en 2015 logró nuevamente el ascenso con el Decano, equipo con el que también llegó a la final de la Copa Argentina 2016-2017, disputó la Copa Libertadores 2017 (que incluyó un desopilante partido en Ecuador vestidos con equipos del seleccionado juvenil), y la Copa Libertadores 2018 (en la que llegaron a cuartos de final). En ese derrotero, que aún no ha finalizado, llegó a los 130 goles en Atlético Tucumán. También pasó por Colón de Santa Fe, donde llegó a la final de la Copa Sudamericana 2019 y ganó la Copa de la Liga Profesional en 2021. El Pulga fue goleador y mejor jugador del campeonato.
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